El aviso especial consistió en este caso, acerca de una discusión que marcaría el verdadero contenido, visiones del mundo, donde se planteaban dos posibilidades, el enfoque que afirmaba funciones únicas, generales y universales del arte. Todo esto encasillado en una estética definida de la cual pareciera que no hubiera cupo para otra cosa más que observar y alejar al espectador de la obra en si, pactar límites y asumir la posición del creador de manera religiosa por sobre las cosas, siendo inaccesible, buscando auto-realizarse através de esa distancia.
Por otro lado, aparecería de forma humilde una voz que plantearía el objetivo muy claro, las palabras fueron simples, sin mayor pretensión ni complejo. No se trata de plantear una función que bien pudiera estar escrita en algún manual o en algún libro, el tiempo mismo es el proceso de asimilación, de estructuración y de contemplación, se trata de buscar en las obras cierto momento presente, conteniendo su significado en la misma ontología de quien observa. El ser parte de la obra permite el cambio constante, el ser parte de lo que se quiso decir al aportar nuestra propia historia al propósito de quien creo, se forma un diálogo y es entonces cuando podemos hablar de poesía, no antes, no sin tomar en cuenta todo el sistema e incluso al final… el resultado puede no ser el esperado.
Desde un inicio ciertamente, esto no es poesía, la forma en la que se intercalan desde las palabras hasta las disciplinas es lo que en el último de los casos dará forma a eso que llamamos estética, el proceso por el cual nos convertirnos en fines cada uno de nosotros como bien decía Kant. Curiosamente hace poco leía un artículo donde se establecía la falta de validez en las medidas puramente numéricas, buscando describir realidades a medias, quedándose cortas con aquellos puntos de interpretación social. Hace falta dejar ese puesto de creador que tanto nos aísla y buscar como es que el proceso es arriesgar, dejar definiciones que la razón ya ha generalizado, cómo bien Borges lo ha expuesto en su personaje Funes. Por lo pronto fue una experiencia diferente la forma de crear, dialogar, discutir y ver a los dioses empeñarse en querer hacer sólo un tipo poesía y presentarla como tal, cuidando que se cumplieran los prejuicios perfectos.
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